La tortuga Boba
Esta historia bien podía ser parte de un cuento para niños o el guión de una película de dibujos. Boba es una especie de tortuga, aunque también se llama así la protagonista de esta fabulosa historia.
Las tortugas bobas viven en el mediterráneo y son capaces de recorrer gran parte de este. En el transcurso de su viaje, estás tortugas se enfrentan día a día a muchos peligros y grandes enemigos como los tiburones, para ellos esta clase de tortugas resultan un majar fácil de apresar por su torpeza (de ahí que se les llame bobas, porque son muy despistadas).
En muchas ocasiones estas tortugas también mueren asfixiadas en bolsas de plástico ya que las confunden con medusas, un manjar exquisito para este tipo de tortugas. Pero quizás uno de los peligros más grande al que están expuestos estos reptiles son los propios pescadores, ya que caen en las redes de estos cuando las lanzan al mar para pescar.
Es aquí donde empieza la historia de la Tortuga Boba. Una mañana de otoño de 2011, en Torrevieja, Boba iba nadando por el mar mediterráneo, cuando por error cayo en la red de unos pescadores. Mientras la subían al barco, en medio de una bola de peces, sus aletas se comprimieron con tal fuerza que, en cuestión de segundos, hicieron crac. Cuando los pescadores llegaron a la playa, de inmediato llamaron a los veterinarios del Arca del Mar, del Oceanogràfic de Valencia, para que fueran a por la tortuga e intentaran salvarla. La única manera de hacerlo fue amputándole las dos aletas.
Ahora Boba -le llaman así cariñosamente, porque esa es la especie a la que pertenece- deambula con pereza en uno de los ocho estanques del área de recuperación y conservación de animales del mar. Es casi mediodía y sabe que ha llegado la hora de comer. Por eso se acerca a la orilla y levanta ligeramente la cabeza para atrapar el pedazo de gelatina que le ofrece un veterinario. La gelatina está hecha de pescado, complementos vitamínicos y fibra. «Así es más fácil alimentarlas», explica José Luis Crespo, quien desde hace tres años trabaja en este extremo del mayor acuario de Europa.
Crespo cuenta el caso de Boba. «Le tuvimos que hacer las cirugías en las dos aletas, pero en tres o cuatro meses se recuperó del todo y ahora estamos pensando en ponerle unas prótesis para que pueda nadar con normalidad».
En los ocho estanques del Arca pueden caber cómodamente hasta 16 tortugas. Cada uno dispone de agua bien filtrada a una temperatura de 25 grados y sobre ellos se han instalado focos de espectro solar que proporcionan luz directa para mejorar el funcionamiento metabólico de las tortugas.
Desde 2007 han pasado ya 162 tortugas por este hospital marino. La mayoría de ellas se pueden curar, dependiendo en gran medida del sufrimiento al que hayan estado expuestas. Una vez que se han recuperado las mayorías de las tortugas vuelven al mar. Pero cuando alguna llega muy mal, optamos por aplicarle la eutanasia». En 2011 se puso una campaña en marcha para concienciar a los pescadores, y gracias a ella ha aumentado el número de ingresos.Juguetes para perros.
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